noviembre 14, 2008

Astrónomos toman clases en México... (Encuentros Blas Cabrera)

De La Maraña Cósmica:

Se está llevando a cabo en Mérida, Yucatán, un curso internacional un tanto especial durante esta semana. Medio centenar de astrofísicos e ingenieros de varios países aprenderán cómo funcionan dos de los instrumentos, con tecnología de punta, diseñados y fabricados para el telescopio óptico más grande construido sobre el planeta, el Gran Telescopio de Canarias (GTC), del que México es socio.

El GTC tiene un espejo primario de 10.4m de diámetro. Un vidrio de ese tamaño se deformaría por su propio peso, así que está hecho de 32 segmentos, espejos en forma de hexágono. Estas grandes dimensiones son para capturar la mayor cantidad de gotas de luz, fotones, provenientes del espacio. Si quisiéramos capturar la mayor cantidad de agua de lluvia buscaríamos el recipiente más grande a nuestro alcance.

Los objetos del cosmos más lejano, a miles de millones de años luz de distancia, tienen una intensidad de luz muy débil, con un telescopio de estas dimensiones es posible capturar la radiación que emiten. Pero no basta con tener un espejote, se requieren instrumentos que lean las radiaciones que esos objetos están emitiendo y con ello determinar su forma, distancia, movimiento y la materia del que están constituidos.

Poder observar objetos de hasta 10 mil millones de años luz de distancia nos permite saber cómo era el Universo en su infancia, de qué materia estaba constituido, porque la luz de esos objetos ha tardado ese tiempo en llegar hasta nuestro telescopio instalado en el planeta.

El telescopio se mueve para dar seguimiento a los objetos enfocados (porque el planeta está dando vueltas sobre su eje) y con ese tamaño vibra sin lugar a dudas, así que tanto su óptica como los materiales de su estructura deben ser sólidos a la vez que ligeros. No obstante, toda su estructura está sujeta a temperaturas y corrientes atmosféricas. De igual forma, los mismos materiales (todos nosotros también) emiten radiación y ésta hace ruido en le recepción de la radiación proveniente del objeto cósmico observado, podría distorsionar su imagen y composición. Por ello es que los instrumentos adosados a los telescopios son únicos en su tipo, se hacen para ese único telescopio: lentes, prismas, cremalleras, motores, cámaras, cables, chips.

Uno de los instrumentos ya terminados, probados e instalados para este telescopio ha sido su Cámara de Verificación, cuya función es poner los 32 segmentos del espejo en el punto focal de una parábola con precisión micrométrica, fue hecho en México por astrónomos, físicos ópticos, mecánicos, electrónicos e ingenieros mexicanos. Los instrumentos que en estos días están estudiando los astrónomos en Mérida son el CanariCam, un finísimo y compacto detector de radiación infrarroja fabricado en la Universidad de Florida, y Osiris, un espectrógrafo fabricado por el Instituto de Astrofísica de Canarias y el Instituto de Astronomía de la Universidad Nacional Autónoma de México.

CanariCam es un instrumento con el que se tendrá la capacidad de observar objetos tenues alrededor de objetos de mayor brillo, sin que la luz de éstos “deslumbre” e impida ver el objeto tenue, podría servir para detectar planetas en otras estrellas, por ejemplo.

Osiris permitirá al GTC, por ejemplo, observar las galaxias más lejanas cuya luz partió en la infancia del Universo y conocer la materia del que están constituidas. Para el mes de marzo del Año Internacional de la Astronomía, 2009, el GTC estará funcionando a toda luz hurgando el Universo.

Estos cursos llevan el nombre de Blas Cabrera y son financiados por el banco Santander, un banco que –por cierto- entiende que la ciencia es una actividad financiable.

Blas Cabrera fue un físico que nació en las Islas Canarias en 1878, experto en las propiedades magnéticas de la materia. La Guerra (in)Civil española le hizo refugiarse en México, la UNAM le albergó en sus aulas en las que impulsó el desarrollo de las matemáticas.

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