Con ayuda del telescopio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea, el astrónomo de la UNAM midió el gas que sale de los agujeros negros para dispersarse en el espacio intergaláctico.
Los agujeros negros, regiones densas con concentraciones de masa que están en el centro las galaxias, no solamente engullen lo que está a su alrededor, también expulsan viento con carbono, hidrógeno y oxígeno, elementos fundamentales que se riegan como semillas en el espacio intergaláctico para formar nuevas estrellas y galaxias, afirmó el doctor Yair Krongold Herrera, investigador del Instituto de Astronomía (IA) de la UNAM.
En la conferencia Los agujeros negros supermasivos en el centro de las galaxias. ¿Soplaron los vientos e hicieron evolucionar a las galaxias?, ofrecida ante estudiantes de secundaria en La Capilla del Museo Universum, el astrónomo explicó que las galaxias están formadas por estrellas, planetas, gas, polvo y materia oscura.
“Y en el centro tienen un hoyo negro supermasivo, una región muy densa, con una gran concentración de masa en su interior, que tiene un campo gravitatorio tan fuerte que ninguna partícula material puede escapar de ella. De hecho, son llamados agujeros negros porque los fotones de luz tampoco escapan y por eso los hoyos son invisibles, totalmente oscuros”, señaló.
En el centro de las galaxias, los agujeros negros supermasivos están rodeados de un anillo de acreción, formado de gas, al cual llega la materia que cae al hoyo.
El gas y la materia acumulada en el disco de acreción pueden escaparse si no cruzan una especie de “frontera”, llamada horizonte de eventos, límite que separa al agujero negro del resto del Universo. Todo lo que traspasa ese horizonte ya no puede escapar del hoyo.
Mientras que el gas que forma el disco de acreción no cruce el horizonte de eventos, todavía puede escaparse si se calienta lo suficiente.
Captan viento con rayos X
“Esa radiación puede captarse con telescopios de rayos X que observan desde satélites en el espacio, como el Chandra, el XMM-Newton y el Suzaku, que han revelado que hay evidencia de un gas muy caliente en la región de los agujeros negros”, agregó el investigador, adscrito al Departamento de Astronomía Extragaláctica y Cosmología del IA.
Yair Krongold utilizó el telescopio XMM-Newton de la Agencia Espacial Europea (ESA) y comprobó que el gas que escapa del centro de las galaxias activas –las cuales tienen hoyos negros supermasivos en su centro– lo hace a velocidades de mil a 2 mil kilómetros por segundo.
El astrónomo y sus colaboradores se preguntaron cuánto podría ser el viento que escapa de ser engullido por el agujero negro, y lograron medirlo.
“El cinco por ciento de la materia que llega al agujero negro en realidad no cae, se escapa en el viento, y ese material se mueve a más de cinco millones de kilómetros por hora en el medio interestelar”, precisó el astrónomo.
Krongold calculó que el viento con carbono, oxígeno e hidrógeno (entre otros componentes) puede “contaminar” toda la galaxia en solamente un millón de años.
“Esto significa que los hoyos negros son fundamentales para la evolución de las galaxias, y que el viento que expulsan dispersa ‘semillas’ al espacio interestelar”, concluyó.
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