Así lo afirman José Antonio de Diego, del IA; y Darío Núñez y Jesús Zavala, del ICN, en la revista international Journal of Modern Physics. Tal fenómeno puede deberse al efecto gravitatorio del material que circunda el espacio desde el planeta Urano y en el cinturón de Kuiper.
Investigadores de los institutos de Astronomía (IA) y Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM postulan que materia desconocida, posiblemente oscura, podría ser la causa de la anomalía en la trayectoria de sondas espaciales como las Pioneer o Voyager, que ya han salido del Sistema Solar.
José Antonio de Diego, del IA; y Darío Núñez y Jesús Zavala, del ICN, sugieren –en un artículo de la revista International Journal of Modern Physics, de alto impacto mundial– que tal fenómeno puede deberse al efecto gravitatorio del material que circunda el espacio desde el planeta Urano y en el cinturón de Kuiper.
Tal región es parecida al cinturón de asteroides ubicado entre las órbitas de Marte y Júpiter, sólo que éste está más allá de la trayectoria de Neptuno, a una distancia de entre 30 y 50 Unidades Astronómicas, tomando en cuenta que cada una de ellas es equivalente a 150 millones de kilómetros.
Los científicos se han planteado una variedad de causas del frenado de las sondas, tales como la radiación solar o polvo cósmico, sin embargo sus explicaciones no logran solidez. Empero, los expertos de la UNAM han propuesto una fuerza gravitatoria de materia desconocida u oscura; sobre todo porque tal frenado se produce a partir de que las sondas entran en el cinturón de Kuiper y continúa en toda la región por la que se distribuye, lo que lo convertiría en posible candidato causante. Al calcular si sus partículas, por efecto gravitatorio, podrían ser las responsables de la desaceleración, resultó insuficiente. Tal fenómeno es pequeño, muchísimo menor al que nos hace estar sujetos a la Tierra.
Las sondas espaciales –como las Pioneer 10 y 11 o las Voyager 1 y 2–, no obstante ya haber cumplido sus misiones continuaron emitiendo señales, lo que permitió hacer el seguimiento de sus trayectorias y en algún momento detectar un frenado que podría deberse a un sinnúmero de causas, tales como el desprendimiento de alguna pieza o fuga de gas. En virtud que tal situación se manifestaba en todos los artefactos dio lugar a preguntarse con seriedad qué lo causaba realmente.
Ante ello, los investigadores mexicanos plantearon una posible explicación del frenado como un asunto gravitatorio, una distribución de materia que por gravedad permitiera pensar que los elementos que conforman el cinturón de Kuiper no reúnen la suficiente materia común como para causar tal efecto gravitacional.
Muchas han sido las misiones Pioneer de la NASA. La primera fue lanzada en 1958 para orbitar la Luna, pero fue hasta 1972 y 1973 cuando se mandaron las Pioneer 10 y 11 hacia los lejanos planetas gigantes gaseosos Júpiter y Saturno. En 1977 se enviaron las sondas Voyager 1 y 2 con destino a Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.
Aún hoy, la Voyager 2 continúa proporcionando información para estudiar los confines de la influencia del Sol y el comienzo del oscuro espacio interestelar.
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